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CON-FABULAR

El estruendo de una palabra a veces somete, agita, incomoda, inquieta, desconcierta, pero otras también conmueve, hace pensar, activa el ánimo, evoca e invoca. Lo estruendoso no se mide con el ruido o la violencia de lo que se habla, sino con las entrañas de quien escucha, y no pocas veces tiene forma de silencio.


Con-vencer no es lo mismo que con-mover. Lo primero hace de la palabra un arma, lo segundo arma una palabra. La palabra no es lo que se habla, sino lo que se reivindica y sostiene cuando se habla, aunque sea con silencio. La palabra es más poderosa cuando con-mueve que cuando con-vence.


“Fabulari”, raíz latina de “hablar”, no es más que una fábula, en cambio con-fabular es con-versar. Confabulemos pués.

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